Las Small Weddings… ¿Han venido para quedarse?
2020 ha sido el año de las mini bodas, también conocidas como Small Weddings.
Para muchas parejas, los límites impuestos por la pandemia no han supuesto un freno a sus ilusiones. Ya todo estaba listo. Entonces, ¿por qué esperar?
Gracias a los testimonios de nuestras novias, hemos descubierto cómo una boda pequeña puede estar llena de magia.
Las emociones de todos quedan al descubierto, ya que los invitados están allí por algo muy importante: compartir y ser testigos de un gran amor.
En una boda pequeña hay menos distracciones, menos ruido y menos stress. Los novios disfrutan de todos y cada uno de sus invitados: los elegidos.
Otro factor que juega a favor de las mini bodas es el económico. Su coste es mucho más contenido que el de una boda tradicional, y para algunas parejas esto ha sido esencial a la hora de tomar su decisión.
Como siempre todo es cuestión de prioridades y aquí, los que tienen la última palabra son los novios. A veces el amor no sabe de esperas ni de planes a largo plazo… Y ese mismo amor convierte a las parejas en verdaderos wedding planners, protagonistas de bodas vistosas y originales que ni ellos mismos hubieran podido imaginar.
Dicen que, después de lo vivido en estos últimos meses, hemos cambiado. Que damos más valor a las cosas esenciales.
¿Seguiremos viendo Small Weddings, cuando todo haya terminado?
Anabel y Rafa, diciembre 2020
“Nosotros no queríamos esperar el momento perfecto, sino hacer perfecto el momento”
“Creemos que la alegría debe compartirse ¡bajo cualquier circunstancia!”
Mercedes y Josep, Julio 2020
“A pesar de haber sido una boda realizada en la primera ola de la pandemia, fuimos unos novios muy afortunados por haber podido celebrarla con bastante normalidad y con la gran mayoría de nuestros familiares y amigos.
Fue precioso. Lo montamos todo nosotros porque no queríamos poner nada demasiado extraordinario para ese día”.
Carmen y Gerardo
“¿Una anécdota?
La boda en sí fue toda una anécdota. Con todo preparado para unos 150 invitados, a 15 días de la celebración tuvimos que ajustarnos a las nuevas medidas sanitarias y reconvertirla en algo muy íntimo y familiar (lo que ahora se llama una smallwedding). Aún así, fue una emocionante sorpresa ver aparecer, a la salida de la Iglesia, a todos aquellos amigos que, a pesar de no poder compartir con nosotros aquél día como tanto nos hubiera gustado, aportaron sus granitos de arroz mientras gritaban bajo sus mascarillas el tradicional ¡Vivan los novios!”